lunes, abril 8

Me conoces, sabes de mí tanto como yo, de ti. Has crecido a mi lado y lejos de mí, yo intenté crecer, si lo hice, aún, es algo que no sé, te quiero aquí, todavía, así que supongo que no, no crecí y sigo siendo esa niña que dijo 'sí' a crecer contigo sin conocerte, esa niña que se dejó cautivar por la ilusión, por la dulzura y los detalles, esa niña que luego lloró al sentir que te ibas de sus manos y, hoy, cada que te ve volver piensa que volverás a ser suyo, como si alguna vez lo hubieras sido, como si le perteneciéramos a alguien más que a nosotros mismos. Esa niña aún te espera, cautiva en mí, con los ojos repletos de ilusión y unas ganas de amar(te) interminables. No soy capaz, no somos capaces, ni la niña, ni yo, de decirte adiós, de saber que te vas y dejar que lo hagas, pero soy incapaz, también, de permitir que conozcas a la niña y veas, en sus ojos, lo que no dejo que veas en lo míos, porque TENGO MIEDO.