miércoles, agosto 31

Injusticia

Nos pasamos culpando al otro de todos los problemas, sin pensar que talvez nosotros mismos somos parte de toda esa gente que hace daño. Claro, no somos nosotros los que cogemos un arma y la disparamos mirando a los ojos a nuestra víctima, pero somos, sí, muchas veces quienes insultamos y despreciamos a gente que no hizo más que nacer distinta a nosotros, gente cuyo mayor pecado fue pensar distinto, actuar distinto, SER distinto. Eso, señores, también es violencia, es violencia que no se ve, pero se siente, violencia que muchas veces tiene consecuencias nefastas, solo porque somos incapaces de deternos un segundo a pensar que podemos causar daño.

Así que, quitémonos las máscaras de buenos corazones y, realmente, hagamos algo para dejar de lastimar al que anda a nuestro lado, al que se cruza con nosotros en la calle, a cualquier persona. Yo le digo NO a la violencia, me cansé de que gente sufra por culpa de otra gente, que, siendo capaces de evitar tristezas, no lo hagamos, me cansé.

lunes, agosto 29

¿Alma futbolera?

Vargas entra, LA HINCHADA -allá y acá- ESTALLA. Lleva pocos minutos en el campo, pero ya sorprende, ya ilusiona, ya juega, ya recupera la pelota, ya hace sentir su amor por la camiseta, su sentimiento. Guerrero no se queda atrás y corre buscando defender, logra muros, el Depredador empieza a hacer oír su corazón latiendo fuerte -PERÚ, PERÚ, PERÚ. Fernández entrega el alma en el arco, tiene nuestros corazones y manos temblorosas en las suyas, fuertes y seguras, LA TAPA. Advíncula, con volantín incluído, suelta la esencia en su defensa, nos cuida. Vargas, Guerrero, Lobatón, los veo jugando de la mano, como equipo, lo que hace tiempo queríamos ver, chicos con amor, con orgullo, con sentimiento, con entrega, con UNIÓN. Se me hincha el pecho, fuerza y hermosura, mis ojos se humedecen y el fútbol se me pinta cursi, qué orgullo, muchachos. Empatan 1-1, la selección de mi país y los charrúas, pitazo final.
Mi corazón no se ha detenido, late más fuerte, orgulloso, emocionado por mi Perú.



Aclaración importante: Esta entrada fue escrita en mi cuadernito mientras veía el partido Perú-Uruguay de la primera fase de la Copa América 2011, así que, entiendan.

No eres un borrador.

No sé qué pensar cuando alguien me dice "voy a ayudarte a olvidar tu pasado" ¿borrar el pasado de alguien? Queridos, queridas, pisemos tierra, borrar el pasado de alguien es borrar parte de quién es ese alguien ahora, los golpes y las alegrías de ese pasado que sueñan con borrar son pasos del proceso que lo hizo quién es ahora. Me parece bastante estúpido, el pasado, como el presente, la historia de uno, nos edifica, nos hace madurar, estructurar nuestra personalidad, nuestros detalles, nuestra dulzura, por eso, intentar borrarlo sería renunciar a aquello que ahora amamos de esa persona. Vivan felices con ese pasado que dotó a su amor de cosas más bonitas y alégrense de ser el presente que sigue enriqueciendo a esa persona que tienen al lado.
Viva el pasado.

Una puta soñadora

Le gustaba jugar a ser la novia, fingir que se amaban, que él pensaba en ella por las noches, hacerle el desayuno cuando despertaban juntos, escuchar su voz antes de dormir. Le gustaba creer que él la veía con ojos de amor y no solo de deseo, que no eran sus pechos y caderas lo único que llamaba la atención de ese que, hacía un tiempo, se había convertido en su compañero de largas noches de sexo. Le gustaba, le encantaba, engañarse soñando con, algún día, ser la esposa. A él no, él era un hombre que lo único que amaba era su soltería y ella lo sabía, así que se conformaba con seguir soñando mientras fuera un objeto útil para él.

El amor de su vida

Claro que lo eres y, definitivamente, también lo mejor que pudo haberle pasado. Eso, claro, mientras dure la relación, cuando acabe, la siguiente pareja lo será y así, talvez, cinco o seis o siete más hasta que finalmente llegue el "verdadero" o se dé cuenta de que o tú o alguna de las otras 6 era. Y va a rogar para que la suerte esté de su lado y el sentimiento sea recíproco -y sino, se jodió.

Tranquilidad, no puedes culpar a nadie, porque es así cuando nos enamoramos, soñamos y tenemos todas las ganas de que funcione y sea para siempre -aunque no siempre resulte-, entonces: sintámonos felices de ser uno de los varios amores de la vida de una persona -obvio que te sientes más feliz siendo el último y para siempre.

jueves, agosto 4

Él, extraño a mis sentidos, perturbador de mis pensamientos, agitador de mis latidos, llegó a mi vida un día en el que no había mucha luz, en el que se me hubiera hecho fácil olvidar su nombre, pero, quién sabe por qué y cómo así abarrotó mis días de sonrisas y miradas soñadoras. Un extraño del que no conocía la mirada, pero era capaz de sentir el ritmo de mis latidos al oír mi voz, ese perfecto desconocido me llevó a vivir el amor -esto que, a mi edad, yo llamo amor-: un sentimiento imperfecto, a veces doloroso y difícil de entender, pero hermoso al fin y al cabo.
Los dos, sin saber bien nada del amor -y, mucho menos, de la vida- nos enrumbamos de la mano hacia la locura, hacia esa locura seductora, de aromas dulces y sonidos extraños pero encantadores. ¿Tropezamos? sí, seguido, como todos, bajamos los brazos alguna vez, cayeron lágrimas de frustración, de tristeza, de nostalgia, se escaparon las sonrisas y llegaron los silencios, pero algo -no sé qué- nos invitó a dar nuevos pasos, a tomarnos más fuerte de las manos y a sonreír nuevamente, a 'seguir adelante' con eso a lo que nadie le veía un futuro -y, ¿quién sabe? puede que ahora piensen que tenían razón- pero que yo siempre miraba con los ojos del HOY, los ojos de 'es', no sé si fue, no sé ayer, no sé si será, no sé mañana. ¿Me cegué? Lo más probable, pero ¡cómo disfrute tantos momentos! momentos de dulzura, de incertidumbre, de cariño, de miedos, de tristeza, de sonrisas, de amor, de ternura, que hoy ocupan un lugar en mi memoria, un lugar privilegiado -definitivamente- pero un lugar consciente de que su puerta está cerrada bajo distintas llaves, difíciles de encontrar.
A ese hombre, que supo enamorarme, al que no sé si enamoré, que, más que cualquier otra cosa, me regaló sonrisas, le agradezco por tanto aprendizaje, por lo bueno y por lo malo, porque estoy segura que, sin alguna de las dos partes, esa experiencia no tendría tamaño significado hoy.