jueves, abril 2

Desde niña, yo supe sentir, talvez nací con ese don y entendí que sentir era la forma en la que yo elegía vivir, que mi relación con el mundo se basaba en sentir. Sentir me llevó a tocar fondo, a irme de bruces contra la pared muchas veces, pero también me ha hecho disfrutar la vida como solo lo hacemos quienes nos atrevemos a sentir y vivir en base a eso. Si estoy equivocada, me importa poco: sintiendo disfruto caer y disfruto estar, disfruto levantarme y limpiar el polvo de mis rodillas. A cada quien le funciona lo que tiene que funcionarle para vivir y a mí me funciona sentir y, como es normal, a veces siento miedo de sentir y de caer, pero estoy segura de que prefiero volver a caer que no sentir, porque, para mí, sentir es vivir.