lunes, diciembre 10

Cortázar es un viaje del que nunca se regresa, en el que se está, en el que siempre se está.

sábado, diciembre 8

Me encuentro, me encuentro perdida entre todo aquello que, alguna vez, quise ser, entre eso que no soy, entre esto que soy, entre mis ganas de ser nada, entre mis no-anhelos, entre los sueños que dejaron de serlo, entre lo que hice y lo que no, entre lo que nunca haré y lo que hago. Estoy, a veces, no, otras, sí, perdida, dormida o despierta, casi nunca despierta, siempre escapando, liándome. Estoy. Soy. Fui. Seré. O no. Talvez. Ya qué.

miércoles, noviembre 21

cuentos

Un día, me contaron el cuento de la pluralidad, de la libertad de pensamiento, de la enseñanza, de dejarme escoger, me dijeron que era verdad, que podía creer lo que yo quiera, que ellos me iban a dar todos los puntos de vida y que yo (¡yo solita!) podía escoger, me susurraron que nunca me iban a imponer una manera de pensar, que aceptaban a todos y que no discriminaban a nadie, me hicieron creer, me vendieron la historia perfecta. Lo que nadie me dijo es que ese no era un cuento de hadas, sino, uno de engaños, de embusteros, de los que te cuenta el vendedor de grasa de serpiente en alguna calle concurrida, no me dijeron que sólo querían que lea los textos que iban de acuerdo a lo que ellos creían, no me contaron que había que opinar como ellos, o parecido, para tener un lugar, no me dijeron que iban a terminar diciéndome que lo que yo pienso está mal, sólo porque es distinto a lo que ellos piensan. Me contaron un cuento y me lo creí, me vendieron una historia y la compré, porque los veía con ojos sinceros, porque se llaman luz, porque "¿cómo ellos van a mentir? si son intelectuales, si lo saben todo", porque son buenos, porque...porque sí. Hoy, sé que me engañaron, que, para ellos, tengo derecho a pensar, mientras lo haga como ellos, que puedo decir lo que pienso, mientras no sea distinto a lo que ellos dicen, que puedo ser, mientras no sea diferente. 

lunes, noviembre 12

Lima sigue siendo extraña para mí, a veces, me ahuyenta, otras, me enamora, me hace pensar en quedarme, en hacerme suya, poco después, me recuerda que soy solo una visita, que estoy aquí, talvez, de paso y que, si no, igual nunca seré suya, pero puede que ella sí sea mía. Al final, la dibujo como quiero, la veo con los ojos de mi antojo, la imagino, la recuerdo, la creo y la recreo, Lima es, para mí, la novedad, pero, también, la vejez, el escape. Lima es la ciudad de la que no soy, ni nunca seré, pero que, cada que quiera, será mía.

lunes, noviembre 5

Si muriera hoy, permitiría que se atrevan a decir que mi último día fue feliz, porque lo fue.
Un día, hace 2 años, casi 3, estaba llorando por esas cosas por las que llora una cuando tiene 17 y, mientras lloraba, solo dos personas en el mundo estaban a mi lado, mientras una me calmaba: me decía que las cosas se iban a arreglar y que eso que tanto quería se iba a dar, la otra desapareció "está bien -pensé-, no nos conocemos mucho, seguro la aburrí", pero, entre mis lágrimas la vi regresar, con un dulce en la mano, sonrió y dijo que era para mí. ¡PARA MÍ! nos conocíamos poco, podía ser una loca engreída, llorando por cualquier tontería, pero vino ella, con toda su dulzura y me hizo sonreír. Después de eso, las historias van cayendo una sobre otra y no logro distinguir si algún momento ha sido más importante que otro, no atino a saber qué la empujó a ser tan buena, mentira, sí lo sé: ella es así. Con el tiempo, descubrí (o aprendí, no lo sé) que nos parecíamos en muchas cosas, que Calamaro nos enloquecía por igual, que la comodidad nos importa más que lo demás, que reímos como tontas, que ella también escribe, que los chicos con barba nos parecen lindos, que nos gusta comer, que nos encanta comer, descubrí eso y otras cosas más, pero, lo que más me gusta de todo lo que aprendí es que la amistad que tengo hoy con ella no es intercambiable, que si me preguntan cuánto la quiero no podría ponerle un tope a todo lo que la amo, que con casi nadie me río como lo hago con ella, que, muchas veces, es mi mamá, que es dulce como ella sola y que, no importa cuántas veces se lo haya dicho ya, siempre voy a tener un 'gracias' nuevo para decirle, porque solo ella sabe todo lo bueno que ha hecho por mí. Ahora, elegiré callar todo lo demás que hace que la ame tanto, para evitar el tener que compartirla con más gente. Como si hiciera falta añadirlo, diré que la tengo en lo más alto de mi cariño, literal. Te amo, Altuchi, gracias por ser.

Nunca a él

Lo que pienso puede gustarle a mi mamá, a mi papá, a mis tres abuelos, a mi hermana, a todos mis primos, a algunas de mis primas, a mi amiga, a mi amigo, al que no me conoce, al que me lee, al que no sabe de mí, a mi mejor amiga, al loco, a la que ya lo olvidó, a su tía, a la mía, a los niños, a mi profesora, a mi profesor, a mí, pero no a él, nunca a él. Lo que escribo le puede parecer inteligente a ella, a ellos, a sus, a mis, a los, a las, menos a él, nunca a él. Yo le puedo gustar al vecino, a su perro, a mi gato, a su gato, al amigo del amigo, a los amigos, a la amiga, al primo lejano, al olvidadizo, al que todo lo recuerda, al que no me gusta, al de la sonrisa, al de los ojos, al soñador, pero no a él, nunca a él. Lo que quiero decirle se lo he dicho a todos, a papá, a mamá, a mi amiga, a su amigo, a mi mejor amiga, a la loca, al cuerdo, al lector, al escritor, al soñador, al músico, al que juega con el yo-yo, a mi gato, al de la tele, al de la esquina, a la señora de la tienda, al portero, a mi profesor, a su gata, a su mamá, a sus sueños y a los míos, menos a él, nunca a él. 

jueves, octubre 18

No quiero ser una necesidad, quiero ser un placer.

domingo, octubre 14

Otro tú y otra yo van a encontrarse, en algún lugar, en algún momento y se harán dos, se harán uno, serán tú, serán yo, serán amor, serán fuerza, valor, serán.

martes, septiembre 25


A todos nos pasa, talvez, a algunos más que a otros, porque, ya sabes, no somos todos tan suertudos como para encontrar mandarinas, pomelos o cualquier cítrico disponible cada fin de mes. Algunos tardamos más y eso hace que terminemos, por lo menos, una vez, preguntándonos si así estaremos al final: solos, y la verdad es que no lo sé, pero, por el momento, no me quita el sueño, tampoco la sonrisa, ni las lágrimas, claro, pero yo, hoy, me siento bien, porque no estoy sola: estoy conmigo.

lunes, septiembre 24

alguna parte de alguna historia

[...]el sueño que la había acompañado desde hace año y medio estaba ahí, parado frente a sus ojos, sacudió su cabeza, pensando que era otro de sus sueños locos, que ya eran bastante característicos de sus noches tristes, pero no, seguía ahí, perfecto como siempre había sabido que era, él la miraba con ojos tiernos, conmovido hasta las lágrimas, no pudieron más y se unieron en un abrazo tierno, suave y poderoso al mismo tiempo, lleno de miedos, pero, sobre todo, de amor y de alegría, esa alegría de estar abrazando a la única persona a la que soñaba abrazar, a la que moría por abrazar, esa alegría de estar juntos, compartiendo algo que, sabían, recordarían toda la eternidad.

Soy como una canción perversa, como una carcajada prolongada, como un cuento corto, soy como el silencio.

lunes, septiembre 10

Algún día del 2010, yo escribí: "Gracias por darme en esta vida todo lo que me hace feliz, porque cada una de tus sonrisas no se va a borrar nunca de mi corazón, porque en cada beso me hiciste sentir que es real, más real que cualquier otra cosa que haya conocido, porque tienes esa habilidad de hacerme flotar, de llevarme a otro lugar, de quitarme el miedo y hacerme sentir que puedo desvanecerme porque tengo tus brazos que me esperan para acogerme y hacer que olvide todo lo demás."

sábado, agosto 4

finalmente

Quisiera escribir, decirte, talvez, que hoy estoy mejor, darte una carta que diga 'ya pasó', susurrarte a un oído que hoy sólo me provoca bailar y sonreír, que ayer reí con ganas, que no sé qué será de mí mañana, pero que hoy estoy bien, que puedo sonreír y estoy lista para abrazar, que canto mal, pero que canto, que sueño, como siempre, que amo, que estoy enamorada, del compañero más fiel y sincero que jamás podré encontrar, del amor. Quisiera gritar que, no importa si estoy dentro o estoy fuera, me siento libre, que mi abuelo es el mejor y mi abuela, la más dulce, que como y disfruto cada bocado, que camino y respiro, que respiro profundo viendo el cielo, que las nubes me dicen que ya no importa si no vuelves, estaré bien, que, finalmente, aprendí a ser yo, que, por fin, decidí ser yo.

miércoles, junio 27

aún hoy

te escribo hoy porque sé que nadie más, como tú, me entendería, porque sé que nadie más, como tú, me haría entender y me lastima pensar en lo irónico que es esto, en lo estúpido que es pensar que la única persona que me lastimó de una manera tan horrible es la única persona en la que, en realidad, depositaría toda mi confianza, porque, aún hoy, te creo incapaz de lastimarme, aún hoy, te pienso como el hombre del que me enamoré, porque, aún hoy, veo en ti mi fortaleza, porque, a pesar de todo, sigues siendo, para mí, el único amigo fiel en el que puedo caer, frente al cual puedo ser débil y del que oiré la solución; me encargo, siempre, de alejar a quienes quiero, de desaparecerme de a quienes les importo, pero contigo no lo hice, contigo, por primera vez, quise quedarme, quise permanecer y tú no quisiste que lo haga y, aún hoy, te escribo pensando que hablarás conmigo, que me dirás lo que sólo tú sabías que quería escuchar y que, una vez más, me calmaré y sabré qué hacer, pero, aún hoy, estoy segura que es este sólo otro de mis tantos sueños 

lunes, junio 25

Eran una ella y, además, un él, a los que nadie nunca les habló de amor, eran dos extraños reilones y simpáticos, ella era coqueta, él, un donjuán; la noche los juntó y los invitó a pasar, tomaron un trago, talvez, dos y parecían estar listos para lo que venía: la historia de amor que los unió, como a nosotros, como a ti, con ella, como a mí, antes, con él, como, probablemente, nosotros después. Se equivocó la noche, no estaban listos, como nunca nadie está, para vivir eso con lo que todos sueñan (soñamos), pero a lo que todos temen, no estaban listos, pero aprendieron, se enamoraron, pero, más importante, vivieron.
¿Y si me tomas de la mano? Sería lindo, ¿no? que me hagas sentir que nada falta, que ya no hay miedos (sí, aunque sea mentira), que no piense, por un instante, que no piense, que sólo sienta, que sólo lata. ¿Y si te tomo de la mano? Y te doy fuerzas y te consuelo y, después, quizás, si tengo suerte, te beso. ¿Y si nos tomamos de las manos? 


Y nos amamos.

el perdón

Perdona si vomito: nunca antes albergué esta sensación: perdona si me río, me pone nerviosa estar tan cerca; perdona que te escriba y no te hable, a veces, me gusta ser tímida; perdona que me ausente y luego vuelva, perdona que vuelva, te perdono si parece que nunca me fui, pero no seguiré, porque me gustaría que supieras cuando estoy y cuando no; perdona si sueno confusa, aunque, casi siempre, sea todo, menos compleja; perdona si estornudo y no respondo a tu 'salud', no sé porque no lo hago; te perdono que sonrías, porque me encanta verte sonreír; perdona mis silencios, me pasa cuando pienso; te perdono pensar que eso no debe pasar muy a menudo, soy habladora, o lo soy contigo; perdona esta locura, soy así.

el lugar en el que siempre quise estar

Nunca paré de cometer errores, ni planeo parar, vivir es eso, errar y aprender, o, a veces, sólo errar y volver a errar, reírse del error y seguir. 


Sin notarlo, he llegado a un lugar en el que amo estar, después de mucho, me siento feliz, porque encontré un lugar al que pertenezco, llegué después de errores (y gracias a ellos), llegué aquí sin pensar, con tan sólo sentir, llegué desde antes, talvez desde siempre, sólo que recién hoy sé que estoy, estoy en mí y ¡qué rico se siente estar acá!
Tengo a mi mente repleta de antojos, a mis pies, rebalsando de ideas y a mi estómago, con ganas de andar y me tengo a mí, lista para cumplirme todos mis deseos.

la locura

En algún momento, todavía no sé cuándo, el restaurante se convirtió en una de mis locuras favoritas. No me pregunten por qué, creo que sólo alguien que vive esta experiencia puede entender lo que significa pasar tu vida entre comandas, platos y cuentas por cobrar. Nadie me dijo, tampoco, que encontraría el amor así, en un trabajo, pero pasó, me enamoré, me enamoré de esa gente con la que, ahora, comparto mis fines de semana, me enamoré del olor de los makis, los ebis y el salmón, me enamoré, además, del rush y el delirio que te llena cuando te falta algún pedido (o todos), como lo hice de los de bar, con sus bromas, enojos y desapariciones, también me enamoré de mis clientes, de todos, de los chinchosos, de los déspotas, de los amables, los amorosos, los ingenuos, los niños, los tontos, los papás, las familias, las mamás, de la tía, de la abuela, del primo que vino de Venezuela y se muere por probar los makis, de la bebé con ganas de jugar y hacer lío, del niño que no para de interrumpir jugando con su carrito, me enamoré del chileno que siempre pide lo mismo y siempre se queja, pero siempre vuelve, porque, como yo, él también se enamoró, de nosotros, de los makis, de la locura, de la diversión, porque le contagié (o le contagiamos) ese amor. Ese amor que me nació cuando pensé que iba a odiar trabajar, cuando estaba llena de miedos y sólo pensaba que podía equivocarme, sin querer, esa locura se hizo mi salvación, la más bonita de todas, la que me enseña, me golpea, me hace caer y, con las mismas, me levanta y me hace reír, me enamora, porque es así, todos los días me enamoro un poco más del lugar, de la gente, de la comida, de los clientes, del rush y la locura, de los makis, de los chistes, de la vida. Nadie me dijo, no me contaron, no me avisaron, no me dijeron, pero me enamoré de mi primer trabajo y lo hago cada que veo a esos locos a los ojos, cada que me abrazan y los abrazo, cada que silban como saludo, cada que me reclaman no haberlos saludado, cada que se enojan porque no hay platos o porque algo se acabó, cada que compartimos miradas porque, justo cuando pensamos que el día está a punto de terminar, llega más gente, cada que se ríen cuando alguien comete un error, cada que se enojan cuando alguien comete un error, con cada abrazo, cada sonrisa, cada mirada, me enamoro y me salvo un poco más. Talvez no sea algo bueno, porque, en algún momento tendrá que haber una despedida, me iré yo o alguno de ellos, llevando su mandil y su sonrisa a otro lugar, cambiando de oficio o decididos a no hacer nada; pero el amor que le tengo a esa gente, a ese grupo humano, nadie me lo quita y eso, de ninguna manera, puede ser algo malo. A todos ellos, los que están, los que ya no, los que están a veces y a los de siempre, que hoy, para mí, son una familia más, los amo, de la manera más sincera y caprichosa, los amo.

lunes, junio 11

la razón

Muchas veces reaccionamos de una manera que la gente suele catalogar de 'irracional' y, bueno, tiene razón. Reaccionamos de manera irracional cuando chocan con lo que sentimos, con aquello que está vinculado a lo figurativo de nuestro corazón, cuando chocan con nosotros y nuestra seguridad de estar siempre en lo correcto. Está bien, está bien reaccionar, es parte de nosotros, de quienes somos, por muy racionales que quisiéramos ser, terminamos siendo irracionales, viviendo a partir de lo que sentimos, de las emociones, las alegrías y los llantos y qué rico es, ¿no? (ya sé, seguro cuando lloras, no, pero hasta ahí, date cuenta, es rico) ¿saben por qué es rico? porque, COMO TODO, es parte de crecer, de vivir. Yo soy irracional, esa es la manera en la que vivo, en la que sueño, lloro y sonrío. Al final, mi vida, yo elijo cómo vivirla.

miércoles, mayo 30

Él habla, yo finjo escuchar, sabe que no presto atención, que estoy concentrada en mi pasión, no interrumpe, sigue hablando y yo, fingiendo. Se acerca, me mira e imagino que me besa, sigue andando, lee y comenta, alguien le responde, lo cuestiona, yo sigo escribiendo, escucho su risa, que cuenta que, seguramente, hay algo que olvidó, sonrío, no puedo evitarlo, parece que lo notó, empieza a caminar hacia mí, siempre con el libro abierto entre sus manos, sorbiendo sus mocos (está enfermo) y hablando con esa voz gruesa que las(nos) tiene a todas encandiladas. Lo veo, ahí parado (se detuvo), vestido de hombre dulce y hombre fuerte, mirando a su clase, a nosotras, que no podemos evitar mirarlo con ojos de bobas y empieza a despedirnos, mis 120 minutos de fan están terminando y tendré que esperar otra semana para verlo.

jueves, mayo 10

No me miento nunca más, es probable que esté un paso por detrás, por quedarme aquí, cómoda en algún rincón que evoca el pasado, pero, por ahora, así me siento bien. Yo no olvido, yo recuerdo y atesoro mis recuerdos, los observo con cuidado, los renuevo y los escucho, porque así soy, soy alguien que vive orgullosa de lo que ha vivido, soy yo, guardando cada paso y avanzando de a uno, avanzando lento, parando por tiempos, disfrutando mi proceso. Este proceso que me renueva y me hace caer, este proceso que me hace quien soy hoy. Es mi esencia y no puedo cambiarla, porque no quiero cambiarla.
Se hizo, así, nuestro amor, un conjunto de detalles, de sonrisas y de lágrimas. Era amor, de eso no tengo dudas, un amor puro, que me llena el corazón y me alegra los recuerdos. Un amor, de esos en que la gente no cree, porque nunca ve...un amor que, más que nada, era amor
Sus ojos, en los míos, fueron capaces de decirme el "te amo" que nunca hubieran, sus labios, pronunciado mejor.

No, it's not about you

Constantemente, me encuentro en la vida con personas que esperan que los demás se pongan en sus zapatos para entender lo que les sucede y hoy me di cuenta de que no, no es esa la solución. Lamento haber sido, yo, parte de ese grupo desesperado por comprensión, aprendo hoy que no se trata de los demás y de cómo vean mi historia, se trata de mí, de cómo la siento, cómo la recuerdo, se trata de mí, afrontando todo lo que me dejó, se trata de mí, aprendiendo, se trata de mí y de nadie más. Sean egoístas, no tienen porqué ponerse en los zapatos de alguien más, ya bastante tiene cada uno con los suyos y seamos egoístas, nosotros también, dejándonos llevar por nuestra historia, permitiéndonos el tiempo necesario, o talvez más, para volver a andar, porque lo merecemos, pero, más que nada, lo necesitamos. Hoy, me preocupo por mí, porque es así, se trata de mí

martes, mayo 8

La nostalgia es algo que me parece justo permitirnos, porque nos libera, nos conduce a recuerdos, a momentos vividos que añoramos, no necesariamente por las personas que nos los dieron, sino por quiénes éramos en ese momento y cómo nos sentíamos. Cómo nos sentimos hoy recordando, cómo se van nuestras mentes a deambular en recuerdos, cómo sonreímos o lloramos escuchando una canción o leyendo una carta, viendo una foto, talvez o, sólo, cerrando los ojos.
A mí, me gusta cerrar los ojos, mientras escucho alguna canción de esas que canté día tras día, sintiéndolas mías. O leer algo que escribí en un momento de encuentro conmigo, de encuentro con alguien más, me gusta volver sobre mis pasos y observar, disfrutar, pero también me gusta crear recuerdos nuevos, vivir momentos distintos, alentarme una vez más a cumplir sueños que, de tanto en tanto, decido abandonar. Me gusta recordar y atesorar mis recuerdos tanto como me gusta vivir y sentir, tanto como me gusta intentar.

lunes, mayo 7



  • Yo, porque un par o miles de personas me hagan mierda, no estoy dispuesta a cambiar mi esencia, ni a pensar que estoy equivocada. Llámame necia, terca, imbécil, o como prefieras, pero yo estoy segura de que quiero ser como soy, dándome por completo, porque así disfruto, porque, aunque la haga de cojuda, para mí, el placer más bonito es entregarme a quienes quiero y dejar que, por unos cuántos cojudos, arruine lo que soy, sería lo más imbécil que podría hacer en mi vida.
Hoy no estoy lista para decirte adiós, aunque quisiera, más por tu bien que por el mío, no estoy lista. Aún tengo en los labios todos tus besos, en mis manos, siento todavía tus dedos, en mi ropa, permanece tu aroma y en mi mente, en mi mente...están todos nuestros recuerdos. No te he dicho adiós, porque no puedo, pero no te he dicho adiós, porque tampoco quiero. 

viernes, abril 27

Me gusta-

Me gusta sonreírle a la gente. Me gusta saludar al policía de la puerta de atrás de Católica y que me sonría con su bigotito. Me gusta caminar por Riva Agüero. Me gusta escuchar música rica cuando camino. Me gusta cuando la gente cede el paso. Me gusta el olor del té jazmín. Me gusta el sabor del té jazmín. Me gusta la huaca que está al frente de casa. Me gusta mi ventana, pintada con canciones. Me gusta mi cuarto, mi cama. Me gusta dormir. Me encanta dormir. Me gusta él y también él. Me gusta la gelatina. Me gustan los vestidos. Me gusta dar abrazos. Me gusta que me abracen. Me gusta escribir. Me gusta actuar. Me gusta bailar. Me gusta comer. Me encanta comer. Me fascina comer. Me gusta estar sola. Me gusta reír. Me gusta reír acompañada. Me gusta saber que esta noche la tengo para mí. Me gusta como soy. Me gusta el amor. Me enamora el amor. Me gustan los cuentos. Me gusta el cielo. Me gusta el mar. Me gusta cómo huele un borrador nuevo. Me gusta mi peluche de serpiente. Me gusta la Kola Inglesa. Me gusta el bife. Me gusta el ceviche. Me gustan los makis. Me gusta mi trabajo. Me gusta mi universidad. Me gusta escuchar a Elvis y también a Calamaro. Me gusta Norah Jones. Me gusta Frank Sinatra. Me gusta no hacer nada. Me gusta tomarle la mano. Me gusta darle un beso. Me gusta ver sus ojos. Me gusta soñar. Me gusta mucho más, pero me gusta más guardarme ciertas cosas para mí.

martes, marzo 20

Veía en sus ojos el miedo a dejarme, sentía sus manos temblorosas acariciándome el cabello y sólo atiné a sonreír, porque era él, con esa dulzura, diciéndome, sin palabras, que me amaba, como yo a él, o talvez no, pero que me amaba. Lo besé, casi sin rozar sus labios, suave y con ternura y le tomé fuerte las manos, para después abrazarlo, confiándole mi alma a la suya y dejando que sienta lo fuerte que hacía latir mi corazón. Se fue, porque tenía que irse, pero antes, sin notarlo, me tatuó sonrisas en la piel.


Unos meses después, regresó, con esos ojos tiernos, llenos de ilusión y mojados por las lágrimas y con esa sonrisa que amaba llenar de besos, me miró y no tardamos en unirnos en un abrazo silencioso pero repleto de amor, lloré, feliz de tenerlo una vez más entre mis brazos y, cobijada en su pecho y en su abrazo, caí en un sueño.








Entonces desperté, sola y en mi cama, con el celular que me decía que era momento de volver a la realidad. Sí, había sido todo un sueño. Todo, hasta el amor.