domingo, enero 31

Déjame

Déjame extrañarte y luego volver a deshacerme en tu beso 
Déjame decirte lo que callo y volver a desarmarme en tu abrazo 
Déjame cerrar los ojos y, de nuevo, entregarme al sueño 
Déjame callar lo que ya te dije y vuelve a abrazarme el alma
Déjame abrir los ojos y que no sea más un sueño 
Déjate extrañarme y vuelve a regalarme un nuevo primer beso.
Qué difícil parece ser dar el paso de atreverse a ser, de retar al mundo siendo quien uno quiere ser, qué difícil parece romper los esquemas y sentir, solo ser, qué difícil dar el paso, ese pasito más, pero qué fácil es ser cuando lo decides, deja de parecer un atrevimiento, una malcriadez y solo es, como tú, que decidiste, finalmente y de una vez por todas, ser quien eres, quien siempre quisiste ser, pero quien nunca te dejabas ser por miedo, por temor a entregarte a ti mismo, por miedo a permitirte fallar y disfrutar, por pánico a solo ser, por pánico a no hacer nada más que existir. Qué rico es ser, qué fuerte es ser, qué vulnerable es ser, pero qué libertad es ser, qué libertad este atrevimiento y qué fácil flotar cuando, solo o al lado de alguien más, eres.

miércoles, enero 27

Extrañar deja de ser extraño

martes, enero 26

Talvez mi fortaleza está en la valentía de permitirme mi debilidad 
Talvez soy más fuerte justo en el momento en el que me dejo ser más débil, porque soy más débil cada vez que me atrevo a sentir, porque soy más débil cada vez que pierdo el miedo a mi vulnerabilidad, a exponerme a sentir, porque dejo de ser débil cuando olvido el miedo que me frena
Talvez permitirme la debilidad es mi fortaleza.

viernes, enero 22

mariquitas

Cuando era chica, papá y yo rescatábamos mariquitas de la pileta del parque. Él, con cuidado, las sacaba del agua y las ponía en mis manos y ahí estaba yo: con una vida entre mis manos, una vida que no me pertenecía, pero que yo sostenía. En la vida, nos pasa lo mismo, sin querer o sin saberlo, terminamos sosteniendo vidas, teniendo vidas entre nuestras, tantas veces, torpes manos y, claro, tratamos de no depender de nadie, lo intentamos con todas nuestras fuerzas y fallamos, siempre alguien más termina, sin saberlo, sosteniendo nuestras vidas mientras nosotros sostenemos la suya. Y es que, al final, es así, somos seres dependientes, casi inevitablemente dependientes, cuyas vidas necesitan hilos que se entrecruzan para sostenerlas, personas que se unen para sostenerlas. Talvez el truco está en no dejar de sostener, porque, con la excusa de sostener al otro, nos sostenemos a nosotros mismos.

jueves, enero 21

Una vez más, apareces en mis sueños sin buscarlo, sin siquiera saberlo, pero ahí estás, real y a mi lado, besándome, contagiándome tu sonrisa y, de nuevo, despertando mi locura y mis ganas de abrazarte al despertar, de sentir tus manos otra vez y olvidarlo todo, de dejarme ir. Una vez más, te miro a los ojos en ese instante que se siente tan real y, de nuevo, me pierdo en tu olor y en tu luz, en tus ojos dulces y locos, me pierdo en ti.

martes, enero 19

El poder del pensamiento


Hoy, Aureliano despertó, fue al baño, se miró al espejo y, como todas las mañanas, se saludó: "hola". Pero hoy, como hacía muchas mañanas no le pasaba, su hola fue mudo, vio su reflejo jugando a la pantomima y su sonrisa desapareció, los dos dientes que le quedan en el maxilar inferior se escondieron y el brillo de sus ojos, como su voz, enmudeció. Compró un par de huevos con lo que pensaba usar para comprar su desayuno del día e hizo gárgaras cuantas veces pudo, se peinó tratando de esconder su ya avanzada calvicie y, con su casaca favorita como escudo, salió a la calle. Caminó hasta su paradero acostumbrado y, como todas las mañanas, se encontró con Marta, le hizo un gesto con la mano y subió a su primer bus del día, sin sonrisa y sin voz, trató de convencer a los pasajeros de comprar su libro "El poder del pensamiento", trató de, con el poder de su pensamiento, conquistar a una pareja que iba en el asiento de adelante, falló, lo intentó con un chico que ni siquiera lo escuchó y luego quiso convencer al chofer de que no le cobrara el pasaje, pero, como en todo, falló. Su última moneda se fue en pagarle al chofer y bajó, buscando encontrar alguna cara de un chofer conocido en los otros buses, entonces, encontró una: era Simón, que, como todas las mañanas, decidió llevarlo sin cobrarle nada, ya en el bus, comenzó a intentar de nuevo, cada vez con menos voz y un intento más flojo de sonreír, recitó su discurso acostumbrado, casi nadie lo escuchó, unos por sordos y otros por sordera intencional, Aureliano se movió hacia el centro del bus y volvió a recitar su discurso para terminar sin voz, una chica sentada en el fondo lo miró, talvez con pena o con ternura, mientras él pensaba en a quién podía pedirle comida hoy, no la vio convencida de que era "el poder del pensamiento" lo que necesitaba, pero Aureliano confiaba en que era el poder de su pensamiento el que había hecho que esta chica lo mire. Lo miró un par de veces más y se decidió, abrió su bolso y sacó una moneda, esperó a que él estuviera más cerca y extendió su mano con la moneda, por primera vez en el día, Aureliano sonrió sin fingir y le dio un librito, se acercó a la puerta del bus y bajó. 

lunes, enero 11

La libertad de ser, de, a su lado, solo ser. La libertad de que no importe el día siguiente o los que ya pasaron. La libertad de no estar atados, de no sentirnos dueños del otro. La libertad de querer vivir, de vivir. La libertad de que venga lo que tenga que venir. La libertad de, juntos, disfrutar. La libertad de acompañarnos a existir mientras querramos existir acompañándonos. La libertad de, cuando la vida nos encuentra, ser. La libertad de saber que, si tenemos que encontrarnos, nos encontraremos siempre.
Mi libertad 
Su libertad 
Nuestra libertad 
La libertad. 

sábado, enero 9

Tiempo

Siempre tenemos algo que pedirle al tiempo; cuando esperamos algo, que pase rápido, cuando estamos viviendo lo esperado, que pase lento, muy lento y cuando acaba y la adrenalina termina, que vuele, que parezca un instante para evitar sufrir, esperar o temer. Talvez nos toca pedirnos disfrutar los instantes, la ilusión del tiempo, el momento, porque lo único que parece ser del todo nuestro es el ahora, este instante de ansiedad e incertidumbre, o de libertad y dicha, de llanto y ganas de escapar. Talvez nos toca aceptar la sensación del tiempo como es, como está, rápida, veloz cuando vivimos lo que queremos y lenta, tediosa y angustiante cuando son los días los que nos separan de lo que anhelamos. Talvez nos toca dejar de quejarnos tanto de lo largo de los días feos y lo corto de los momentos de locura y, por fin, dedicarnos a vivir, que lo que tenga que venir, eventualmente, vendrá.

lunes, enero 4

Hoy, después de algún tiempo, te encontré, de nuevo, en mis sueños, pude ver tus ojos y suspiré, una vez más, suspiré. Luego, tomé tu cuello entre mis manos y enredé mis dedos con tu pelo y, de nuevo, nos besamos. Tus manos rodeando mi cintura, acercándome hacia ti y dejando que mis latidos se confundan con los tuyos volvieron a sentirse reales, tan reales como ese beso de reencuentro  y libertad, de ser. 

Después, como era de esperarse, desperté, con esta rara sensación de tenerte cerca y listo para que flotemos juntos por un rato, con esta rara sensación que sigue siendo un sueño.