lunes, agosto 29

Una puta soñadora

Le gustaba jugar a ser la novia, fingir que se amaban, que él pensaba en ella por las noches, hacerle el desayuno cuando despertaban juntos, escuchar su voz antes de dormir. Le gustaba creer que él la veía con ojos de amor y no solo de deseo, que no eran sus pechos y caderas lo único que llamaba la atención de ese que, hacía un tiempo, se había convertido en su compañero de largas noches de sexo. Le gustaba, le encantaba, engañarse soñando con, algún día, ser la esposa. A él no, él era un hombre que lo único que amaba era su soltería y ella lo sabía, así que se conformaba con seguir soñando mientras fuera un objeto útil para él.

No hay comentarios: