miércoles, noviembre 21

cuentos

Un día, me contaron el cuento de la pluralidad, de la libertad de pensamiento, de la enseñanza, de dejarme escoger, me dijeron que era verdad, que podía creer lo que yo quiera, que ellos me iban a dar todos los puntos de vida y que yo (¡yo solita!) podía escoger, me susurraron que nunca me iban a imponer una manera de pensar, que aceptaban a todos y que no discriminaban a nadie, me hicieron creer, me vendieron la historia perfecta. Lo que nadie me dijo es que ese no era un cuento de hadas, sino, uno de engaños, de embusteros, de los que te cuenta el vendedor de grasa de serpiente en alguna calle concurrida, no me dijeron que sólo querían que lea los textos que iban de acuerdo a lo que ellos creían, no me contaron que había que opinar como ellos, o parecido, para tener un lugar, no me dijeron que iban a terminar diciéndome que lo que yo pienso está mal, sólo porque es distinto a lo que ellos piensan. Me contaron un cuento y me lo creí, me vendieron una historia y la compré, porque los veía con ojos sinceros, porque se llaman luz, porque "¿cómo ellos van a mentir? si son intelectuales, si lo saben todo", porque son buenos, porque...porque sí. Hoy, sé que me engañaron, que, para ellos, tengo derecho a pensar, mientras lo haga como ellos, que puedo decir lo que pienso, mientras no sea distinto a lo que ellos dicen, que puedo ser, mientras no sea diferente. 

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