jueves, febrero 4

Máscaras

Nos valemos de máscaras y muros para protegernos, para cuidarnos, para evitar sentir, para vivir sin vivir, pero nos olvidamos de que todo lo que no queremos ver, lo que evitamos ser o sentir, sigue ahí, del otro lado del muro, delante de la máscara y olvidamos que, a través de la máscara, aún se pueden ver nuestros ojos, que no saben callar nada, que dicen y sienten todo, que viven, que cuentan historias de llanto, de alegría y desazón, nuestros ojos transparentes a la vida, a la verdad, nos olvidamos que, por encima del muro, todavía se ve toda nuestra vulnerabilidad, se ven nuestras ganas de vivir y nuestro pánico a vivir, por encima del muro, somos todavía el mismo cuyos ojos la máscara no cubre, cuyos ojos cuentan la verdad, por encima del muro, somos todavía nosotros.
Ni la máscara ni el muro nos protegen de nosotros mismos, porque no hay de qué protegernos, solo nos esconden en nuestro miedo, en nuestra comodidad, en nuestras ganas de encajar; ni la máscara ni el muro nos vuelven fuertes, porque solo somos verdaderamente fuertes cuando vivimos sin la máscara y sin el muro, cuando vivimos.

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