viernes, octubre 2

Ella quería cuidarlo siempre, sanar sus heridas y evitarle el dolor. Nadie le avisó que el dolor es parte del aprendizaje, ni que, sin importar cuánto quería cuidarlo, algo siempre lo iba a tocar, se olvidaron de decirle que las heridas sanaban, pero que iban a dejar cicatrices. Aunque no lo sabía, lo aprendió y, aún así, decidió intentar cuidarlo y besar sus cicatrices, acompañarlo cuando apareciera el dolor, porque quería estar, porque no quería dejarlo nunca sentirse solo.

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