miércoles, julio 27

Historias incompletas -I

Fer no podía creer que Mora estuviera, una vez más, cobijada en su abrazo. Hace un par de meses, cuando ella decidió no ir al cumple de Mati para no verlo, pensó que estaba condenado a no volver a verla y vivir con el recuerdo de ese último llanto de dolor que él le causó. En su mente, resonaban todas sus ideas, todas las excusas que quería darle a Mora para explicar que recién ahora se atreviera a buscarla, todo lo que quería decirle sobre todas las veces en las que la extrañó y no pudo dormir pensando en ella, sobre todas las veces que leyó su cuento al despertar, que deseó despertar a su lado, sobre todos los feriados en los que leyó su última carta deseando nunca haberla hecho sufrir así, todas las veces en las que, al salir del trabajo, quería subirse al tren e ir a buscarla...

- Hola, Fer - dijo Mora conmovida 
- Hola, Mora...gracias por venir - dijo él mientras la abrazaba un poco más fuerte

Mora sonrió mientras secaba la lágrima que había empezado a caer por su mejilla y se salió del abrazo que tanto había soñado. Mientras volvía a prestar atención a lo que había a su alrededor, notó que Fer había llevado una mantita, un par de jugos y algunos de sus dulces favoritos, sonrió de nuevo y volvió a mirarlo, esta vez, a los ojos. Al ver sus ojos, Fer sonrió también y le hizo un gesto para que se sentara. Ambos se sentaron y, por un rato, se miraron en silencio, sin pensar en nada, como reconociéndose, como encontrándose, hasta que Mora dijo "¿no vamos a comer?", Fer rió y le dijo "claro" acercándole un jugo. Mientras Mora comía una galleta, él empezó:
-Sé que es muy raro que haya esperado tanto para buscarte, para llamarte, debes pensar que todo este tiempo no me importó o no te extrañé, que recién ahora te extrañé- y se detuvo al ver que Mora levantaba la cara para verlo, ella no dijo nada, solo dejó la galleta y lo miró con atención.
-Te extrañé siempre, unos días más que otros y hubo días en los que te pensé poco, pero no hubo días en los que no te pensara, te hiciste una parte de mí y todos los días me dolía haberte dañado, pero no estaba seguro de lo que quería, de si era contigo, con alguien más o solo, no sabía nada, ni estaba muy seguro de nada, solo de que no quería lastimarte más y terminé lastimándote peor...perdón, Mora, perdón, no supe cuidarte aunque era lo que más quería, cada vez que leía tu carta, me sentía peor. Todo lo que vivimos juntos fue sincero, siempre me hiciste libre, pero no podía evitar sentirme presionado, porque temía fallarte cuando parecías tan entregada y, al final, te fallé; cada vez que sentías que quería cuidarte era verdad, siempre quise cuidarte y verte feliz, cuidarte de que algo te dañe y te dañé yo, te fallé yo- Mora puso su mano sobre la de Fer mientras no podía evitar llorar
-Fer, escribí esa carta cuando todo dolía mucho, ahora sé que me cuidaste hasta donde pudiste y que, sobre todo, tenía que cuidarme yo, me duele que no hayas sabido si me querías, no porque quiera que me quieras para siempre, sino que, en mi afán de cuidarte, no supe hacerte sentir acompañado o como que podías confiar en mí, como que podía acompañarte, sobre todo, como compañera.
-Es que tengo miedo, Mora, no estaba seguro de lo que quería y, justo cuando pensé que eras tú, cuando creí que lo único que sabía con seguridad que quería eras tú, me di cuenta de que no sabes si vas a estar siempre conmigo y me cuesta mucho querer a alguien que me mueve tanto todo, que me deja en no saber y eso no me deja estar tranquilo, quererte del todo, porque no sé si siempre pueda acompañarte.
-Yo sé que un par de veces me fui para buscar cosas que quería hacer, pero volví. No puedo dejar de seguir mis sueños para que me quieras bien, Fer, yo te quiero mucho y siempre voy a quererte, creo, te amo todavía, pero no sé ser de otra forma y tampoco quiero ser de otra forma, yo te quiero con tus ganas y con tus miedos y me gustaría que me quieras con los míos. Para ti, no hay día en el que no vaya a estar y me gustaría que, de vez en cuando, te guste acompañarme o, tal vez, luego, reencontrarnos, no sé, yo solo quería que nos acompañemos y sigamos descubriendo juntos.
-No es que yo no te quiera así, con tus ganas locas de hacer todo lo que quieres, o quiera que cambies para quererte, me encantas así, pero mi miedo a no tenerte es fuerte, a que me faltes, y, a veces, como la última vez, es más fuerte que yo y te lastimo...vuelvo a pensar que hay alguien mejor para t-
-Cállate, Fer, yo no quiero a nadie más ahora, si me gusta la compañía es porque es tuya, me gusta tu compañía, tanto que la extraño, me hace falta.
-A mí la tuya...te extrañé tanto- y se quedó mirándola como cuando desayunaban juntos antes 
-Yo te extraño a ti, siempre, termina mi día y quiero contarte, pero ya no estás...no quieres estar- y dejó de mirarlo 
-Quiero estar, Mora, pero sigo lleno de miedo...- dijo Fer con tanto dolor que Mora no pudo evitar levantar la cara de nuevo y descubrió sus ojos tristes y asustados.

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