viernes, agosto 12

mortales

Y la risa más risa de todas se convirtió en pena, la más pena de todas y esa pena se hizo silencio, el más de todos los silencios.
Y el cielo empezó a perder sus nubes y, cuando las perdió todas, quiso llorar y no pudo, sin lágrimas, ni luz, ni estrellas, dejó de ser cielo y perdió su reflejo en el mar, entonces, el mar olvidó sus olas y, también, su sal, su braveza, el mar olvidó ser mar. Dejó su azul perdido y abrazó el vacío hasta ser vacío.
Y la luz de sus ojos se extinguió y su sonrisa ya, para siempre, se apagó.

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