lunes, mayo 23

Abuela

Clemencia es una joven de una belleza particular, de rasgos distintos, cabello negro y de una mirada que parece reflejar todo lo bonito que hay en el mundo, unos ojos que brillan hasta cuando no hay luz. Clemencia cose mejor que todas sus hermanas y hace vestidos para todas, a ella no le gustan mucho las fiestas, ni nada de lo ostentoso, pero le encanta ver a sus hermanas bailando en sus vestidos; es, para mi gusto, demasiado recatada, no ríe abriendo la boca y, cuando lo hace, muestra poco los dientes o se cubre con alguno de sus abanicos. Cuando baja de algún auto, junta las piernas, cubre sus rodillas y parece flotar tan grácilmente como siempre que se mueve; casi siempre sus ojos sonríen más que ella, es rígida con todo lo que cree y la enoja que sus hermanas se comporten distinto a como ella cree que deberían hacerlo. Clemencia es bella, no le gusta cocinar y, cuando es su turno de hacerlo, prefiere coser un vestido para que alguna de sus hermanas la reemplace; canta canciones en italiano que aprendió de su mamá y reza siempre, nunca falta a misa, en octubre, siempre viste su hábito morado y le gusta pensar que tendrá un hijo cura. Clemencia tiene claro lo que quiere y en lo que cree, odia las bromas pesadas y las faltas de respeto, no es cariñosa, pero su amor se siente fuerte, porque nunca falla en demostrarlo. Clemencia es distinta y ahora no lo sabe, pero se va a enamorar de alguien que rompe algunos de sus esquemas y que, a veces, no sabe ser quien ella preferiría que sea.

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