lunes, mayo 23


Yo nunca fui una negadora, porque nunca me negué nada, siempre viví lo que quería vivir -siempre vivo lo que quiero vivir-, pero un día empecé a vivir con un fantasma, al que le daba la libertad de hacer que tema sentir, jugármela, que tema vivir. Después de algún tiempo entregada a ese fantasma, decidí volver a buscarme entre tanto miedo, entre tantas sombras y volví a encontrarme conmigo, a reconocer mis miedos, a mirarlos a los ojos y a recordar mi fuerza, mi entrega, mis ganas y me liberé, volví a sentir sin miedo, a tener ganas de jugármela, porque no podía vivir atrapada, porque no podía renunciar a mí y a todo lo que el miedo me frenaba de vivir. 
Todos somos negadores de algo, pero creo que nos toca no negarnos vivir, no negarnos nuestros sueños y nuestras ganas, no importa cuánto nos niegue la otra gente, nosotros estamos para decirnos que sí, para atrevernos a soltar el miedo y que él nos suelte, para decidir salir de nuestro frasquito de comodidad y flotar en el inmenso mar, para vivir. Estamos para decirnos que sí a equivocarnos y, en el camino, acertar, para hacer todo lo que queremos hacer, para jugarnos por un sueño que nadie cree posible, para dejarlo todo en lo que nos mueve, para caer rendidos después de un día de vivir siendo quienes nos morimos por ser, estamos para vivir.

No hay comentarios: