viernes, mayo 6

Paseos


Miranda veía por la ventana mientras su canción favorita sonaba fuerte en el auto de papá "esta vez todo es diferente, veo en ti la luz" cantaba contando los árboles que faltaban para llegar a casa. Su papá estaba concentrado en el camino, como siempre que Miranda era su copiloto, pero a ella le importaba poco y volteó a hacerle cosquillas, él sonrió, sus pequeños deditos no podían hacer mucho. 
-Papi, ¿a dónde se van las nubes? 
-A pasear por el mundo, gordita 
-¿Solas?
-A veces, solas, otras, acompañadas 
-Cuando no las vemos, ¿dónde están? 
-De paseo, conociendo otros cielos 
-¿Yo puedo ser una nube, pa?
-Claro, pero cada vez que el viento sople, te irías a otro lugar 
-¿Podría pasear por otros cielos?-preguntó mientras abría los ojos emocionada 
-Todos los cielos que quieras, mi amor 
-¿Y mamá y tú también pueden ser nubes?
-Somos un poco más pesados (Miranda rió), pero sí, aunque, otras veces, nos va a tocar ser el viento 
-¿Por qué? 
-Vamos a soplar fuerte para que puedas volar
Su papá detuvo el auto y Miranda se quedó mirando las nubes, pensando en lo mucho que la emocionaba conocer otros cielos, de otros colores, con nubes distintas, conocer al sol y, también, a la luna, a las estrellas, ¡a todas las estrellas!
-Gordita, ya llegamos-le dijo su papá mientras le abría la puerta y le extendía la mano para ayudarla a bajar
-Ya quiero ser una nube, papi
Él soltó su mano y sopló, y Miranda, por primera vez, voló.

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