miércoles, abril 6

respiro

Un día, el tiempo dejó de correr, se detuvo y te puso en modo automático, dejaste de ser, dejaste de hacer lo que querías para hacer lo que creías que tenías que hacer, dejaste de creer, de sentir, te creíste que habías dejado de pensar y te dedicaste a hacer, sin escoger, sin parar, solo hiciste, como siguiendo una lista de instrucciones que tú mismo te impusiste, sin ser una rutina, era una monotonía, pero nada podía detenerte, porque lo tenías que hacer, porque la única forma de avanzar era cegarte, porque te creíste que, aunque no te hiciera subir, evitaría que caigas, porque pensaste que automatizarte te libraba de sentir, de doler y, también, de reír, porque te creíste que esa era la forma de mantenerte estable, pero un día, no pudiste evitar abrir los ojos y ver que, aun cuando solo querías avanzar, estabas entrando en un hoyo, te estabas hundiendo en todo lo oscuro de lo que habías querido escapar, porque no hay escape cuando estás en automático, porque cegarte termina hundiéndote más, porque el engaño de caminar dormido solo dura hasta que te despiertas, porque, en algún momento, tienes que decidir, porque, en algún momento, toca volver a vivir, a doler y, también, a reír, porque se termina el engaño, se termina la pesadilla de andar sin querer y despiertas y, de nuevo, sigues tú en el espejo, con los mismos miedos y las mismas ganas, porque despiertas y las ganas de vivir te recuerdan todo lo que quieres hacer y quieres, una vez más, dejar de lado lo que crees que tienes que hacer, porque sabes que lo único que tienes que hacer es vivir, dejar de caminar dormido, echar, de nuevo, el tiempo a andar y sentir y vivir. Entonces, te liberas de la rigidez, te quitas el modo automático, sonríes y decides volver a intentar equivocarte, volver a andar sin un rumbo exacto y calculado, volver a permitir las sorpresas y volver a permitir la vida, sales, poco a poco, del hoyo y, de nuevo, encuentras luz, vuelves a conocer tu propia luz y, una vez más, puedes andar sabiendo que el hoyo es una opción, pero ya no es la única, que el tiempo ya no va a dejar de correr y que tú puedes detenerte cuando quieras, pero, también, que ahora dueles, sientes y vives, que estás viviendo, que, por fin, decidiste ser.

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