domingo, abril 10

sobre instinto y dignidad

Les hicieron creer que llorar estaba mal, que era una señal de debilidad y que el otro no podía percibirlos como débiles jamás, porque el otro ataca al débil, porque, finalmente, somos animales y el instinto siempre puede más y el más fuerte -o el que decide mostrarse menos débil- es el que siempre tiene las de ganar. Les hicieron creer, también, que algo en ser sinceros con lo que sienten, en abrir sus corazones o sus mentes, que algo en decir la verdad, en ser reales, los hacía perder dignidad, los ponía en peligro o los volvía menos, los reducía a eso que, en ese momento, sentían. De paso, les hicieron creer que la gente se aprovecharía de ellos si hablaban de sus sentimientos de verdad, si hacían lo que sentían hacer por las otras personas, les dijeron que al otro hay que ayudarlo hasta cierto punto, porque después se acostumbra y se aprovecha, porque siempre tenemos que cuidarnos del otro. Se olvidaron de contarles que llorar está bien, que libera y sana; no les dijeron que hay que dejar de temerle tanto al otro, porque el otro es uno igual a nosotros, con sus miedos, sus lágrimas y sus ganas, porque no somos solo animales, porque el instinto puede, pero el corazón y la mente pueden más, las ganas de no dañar son siempre más fuertes; se olvidaron de decirles que es en esa expresión de nuestra vulnerabilidad con el otro que, finalmente, nos encontramos y creo que nunca les contaron que eso que tanto protegemos del otro es lo que tanto cuidamos para entregarle a un otro y, mientras no nos atrevamos a sentir y hablar de lo que sentimos, no podremos darnos por completo a ningún otro y ningún otro podrá darse por completo a nosotros. Yo les quiero contar que ya es hora de dejar la idea de que el otro nos quiere hacer daño, ya es tiempo de olvidar la idea estúpida de no hablar por "dignidad" o por orgullo, de dejar de creer que, en las relaciones, siempre hay uno que debe tener el poder, que siempre hay un otro que debe dominar, es tiempo de darnos cuenta de que las relaciones son horizontales, que somos del otro tanto como seamos nuestros, es hora de sentirnos orgullosos de lo que sentimos, de dejarlo ser y expresarse, de mirar al otro a los ojos y permitirnos la vulnerabilidad, el llanto, el miedo y la alegría que lo inunda todo, la luz que explota desde adentro, es tiempo de ser quienes somos con el otro y dejar que el otro pueda mirarnos a los ojos y vernos, realmente, vernos. Les quiero contar que el tiempo para ser, equivocarnos, reír, sentir y vivir es ahora, es hoy, es este instante.

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